domingo, 21 de febrero de 2010

Día grande



He querido escribir siempre sobre Alianza Lima, el equipo de mis amores, me lo propuse tantas veces y he caído derrotado, fracasaba en la segunda línea!, la impotencia reinaba, a veces sentía que el frío teclado no era más mi cómplice; tomaba un lapicero olvidado, como si me diera el poder, y procuraba que los recuerdos invadieran mi ser, siempre fracase en el intento, tal vez porque no soy un buen escritor, o quizás porque mis sentidos no me hayan tocado el alma, no se si esta vez me encuentre inspirado y menos si voy a escribir algo bueno, pero ahora sí las palabras brotan como una catarata salvaje, siento que puedo escribir toda la vida. Ayer pensé en hacerlo, pero cuando se me pase toda esta emoción desbordante, sin embargo mis manos y mi mente me han pedido con cachetadas y luces encendidas, derramar mi felicidad en blanco y negro.

Grande el día, la noche si queremos ser exactos, noche de infarto, inolvidable, noche hermosa, en la tribuna extasiado, saltaba como un niño, gritaba como un adolescente, fui feliz como un adulto, siento que la felicidad no puede describirse, ni escribirse, ni explicarse, pero yo no intento eso, intento hacer una catarsis no solo mía sino también de un pueblo grande, aunque suene muy atrevido. Me gustan los relatos cortos, me parecen más conmovedores, las emociones se comprimen, por eso no quiero escribir tanto, no se como quedaría haciéndolo; me gustan también las victorias aplastantes, los triunfos que se grafican como una estaca clavada en el pecho del rival, esas victorias tienen que concretarse, tienen que concluir de golpe; así como una granada que explota para aniquilar veloz y brutal, la estrategia tiene que hacer sangrar a tu oponente, la estocada tiene que ser mortal, hay que ser demente para matar, pero también hay que ser demente para ganar, yo observe locura, rebalsaba el sabor, en un gramado perfecto se vislumbró un ejército preparado para el desmadre total y autorizados para asesinar.

Nunca pude escribir sobre mi Alianza querido, nunca mi Alianza querido fue tan vehemente como ayer, tal vez no solo yo puedo escribir ahora, tal vez alguien más puede escribir un libro sobre esto, o hacer algo más bello siendo más feliz, tal vez la vida nos da regalos inesperados, esos de cajas grandes y con lazo, que no da ganas de abrirlos, y que finalmente abiertos son mejores parados en un estante, no hay que tocarlos, que se conserven! Esos grandes regalos que jamás se podrán olvidar.